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  • Foto del escritorHugo Basile

UN TÉ CHINO


Hace muchos miles de años los pueblos originarios estaban integrados por cientos, y hasta miles de pobladores que habitaban -en primer lugar-, en cuevas. Luego armaron sus viviendas con estructuras de maderas extraídas de árboles, y cubiertas y cerramientos laterales utilizando telas tejidas o pieles de animales, con la intención de superar su utilidad. Los gobiernos que se apropiaron y condujeron la vida de estos habitantes -habiendo aprendido de operarios, algunos esclavos o trabajadores-, fueron haciendo crecer sus propios edificios con sectores de cada vez más jerarquía y lujo. Esos palacios eran instalados cerca de ríos o lagos aprovechando el agua para bebidas o higiene. En poco tiempo comprobaron que el hecho de salir de sus palacios para su utilidad, era un riesgo personal y afectaba su independencia.

Los constructores y arquitectos a los que solicitaron tareas de diseño para optimizar la calidad de los edificios, propusieron piletas para baños cerca de los palacios transportando el agua a través de canaletas. Con el trabajo de los arquitectos se consiguió aislar a los poderosos, trasladando esas piscinas también al interior de las construcciones. Este recurso que les significó comodidad y lujo, se aprovechó sobre todo en temporadas veraniegas aunque en clima frío no conseguían disfrutarlas. Fueron variadas las consultas con los técnicos de diseño para lograr templar la temperatura del agua. Para eso se consiguió colocar en el exterior tanques que contuvieran el agua fuera del edificio; y, con fuego y leños se logró elevar la temperatura y, variando según la época del año dieron nacimiento a la utilización de baños térmicos. Si bien creyeron que habían llegado a un beneficio de gran jerarquía, sucedió algo aún más inesperado, los tanques que con fogatas variaban la calidez del agua, estaban rodeados por árboles y arbustos que con el viento de la zona solian desprender sus hojas, cayendo algunas de estas en el agua caliente. Ese resultado se trasladó a la piscina interior, generando un aroma muy especial y agradable; fue así que encargados de la cocina también lo probaron, percibiendo también su agradable sabor.

Este fue el comienzo de la popularizada infusión denominada té verde, desde aquellos tiempos hasta nuestros días, originada en el territorio asiático de la China imperial. Cuántas variables sin objetivo previsto culminan en usos gastronómicos de mayor o menor utilidad...

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