85 metros de alto y 54 de diámetro para el gigante de acero ubicado a la vera de la autopista Av. General Paz y Av. Constituyentes, punto clave para saber cuánto falta para llegar a destino. Encuentros y pocos desencuentros ya que es imposible no notar la presencia del tanque de 73 años de vida, pero apenas unos pocos de funcionamiento.
Fue construido por una empresa alemana en 1948 a fines de la Segunda Guerra Mundial, se terminó de construir en 1951 pero en el ‘54 dejó de funcionar.
¿Y pa´ que sirvió? al contrario de lo que muchos piensan, un gasómetro no es una cancha de San Lorenzo ni tampoco un depósito de gas (si bien lo acumula, pero no es su función especifica).
Antes de la década del 50 la distribución de gas era bastante más difícil que la actual, no existía el gas natural, por lo que el gas se fabricaba con carbón de coque.
¿Dónde? La Usina de Corrales ubicada en el barrio de Parque Patricios se encargaba de la fabricación de gas que, incluso, sirvió para iluminar la ciudad con lámparas de gas antes de la creación de la red eléctrica (el alumbrado público por vía electrica fue impulsado por el Ingeniero Jorge Newbery). El gas era distribuido a los distintos gasómetros a través de tuberías que llenaban los inmensos tanques, pero ahí es donde viene la magia. El Gasómetro contaba con un émbolo interno que subía y bajaba dándole más espacio para que el gas ingresara. Una vez lleno, ese émbolo bajaba presionando para que el gas saliera con mayor presión por una tubería de salida, dándole un mayor alcance y la capacidad de llegar a todos los rincones del Partido de San Martín.
En el año 1954 una cañería traída desde Chubut aportó gas natural y el gasometro quedó obsoleto como también las fábricas de gas.
Es uno de los pocos que quedan en pie, algunos en otras partes del mundo sufrieron la desgracia de ser bombardeados. Dicen por ahí, que en el ‘55 le apuntaron, pero no le dieron.
El Gasómetro de Constituyentes, ya es bien histórico, promete quedarse con nosotres.
